Bartlett reaparece en el Senado con Noroña
La política mexicana tiene sus propios códigos. A veces las señales no están en lo que se dice, sino en quién se reúne con quién, en qué lugar, y en qué momento. Eso fue lo que sucedió con la aparición del exdirector de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett, esta semana en el Senado, donde fue recibido —con foto incluida— por el presidente de la Mesa Directiva, Gerardo Fernández Noroña.
Por Juan Pablo Ojeda
La política mexicana tiene sus propios códigos. A veces las señales no están en lo que se dice, sino en quién se reúne con quién, en qué lugar, y en qué momento. Eso fue lo que sucedió con la aparición del exdirector de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett, esta semana en el Senado, donde fue recibido —con foto incluida— por el presidente de la Mesa Directiva, Gerardo Fernández Noroña.
La escena fue compartida por el propio Noroña en su cuenta de X. En la imagen, ambos aparecen sonrientes, abrazados, como dos viejos camaradas. El mensaje fue breve pero potente: “Me visitó un patriota, mi amigo Manuel Bartlett”. Y con eso bastó para agitar las aguas.
¿Por qué tanta atención por una visita que —aparentemente— fue casual y sin agenda pública? Porque Bartlett, un personaje que ha sido clave en la política energética del país, llevaba meses fuera del radar, tras dejar la CFE al cierre del sexenio de López Obrador. Su salida fue discreta, sin cargos nuevos ni escándalos visibles, y su reaparición primero en Palacio Nacional en julio, y ahora en el Senado, despierta todo tipo de lecturas.
Para muchos en el medio político, Bartlett sigue siendo una figura de peso dentro del proyecto de la llamada Cuarta Transformación. No solo por su cercanía con AMLO, sino por haber sido uno de los defensores más férreos de la soberanía energética y del fortalecimiento de las empresas del Estado, en especial la CFE.
El problema es que nadie ha dicho con claridad por qué está reapareciendo ahora. El 16 de julio fue visto entrando a Palacio Nacional. Permaneció ahí por más de dos horas. La presidenta Claudia Sheinbaum, quien ese día estaba en un evento en Neza, fue cuestionada al respecto al día siguiente. Su respuesta fue que Bartlett había acudido a ver a alguien de la Consejería Jurídica, pero no precisó a quién. Dijo que no tenía nada de malo, que “mucha gente trabaja ahí”. Pero no despejó las dudas.
Y ahora, a poco más de un mes de ese episodio, Bartlett aparece en el Senado, abrazado por Noroña. La imagen, aunque informal, no es menor. Noroña es una figura clave dentro del bloque oficialista, con aspiraciones claras a seguir pesando en la estructura del poder legislativo. Y Bartlett no aparece para hablar, sino para dejarse ver. En política, eso también comunica.
¿Se está preparando para asumir un nuevo encargo? ¿Será consejero en temas energéticos? ¿Regresa como asesor en la transición energética o en la reforma eléctrica que se dice que Claudia Sheinbaum quiere impulsar? Nadie lo dice abiertamente, pero el silencio también habla.
Más allá del simbolismo, este tipo de movimientos nos recuerdan cómo operan los círculos de poder en México: los exfuncionarios no siempre se van del todo, y los nuevos gobiernos muchas veces rescatan viejos cuadros cuando necesitan experiencia, lealtad o —como en este caso— respaldo ideológico.
Por ahora, no hay más que la foto, el abrazo y la frase de Noroña. Pero en un país donde la energía, la soberanía y los intereses privados siguen siendo un campo de batalla político, la reaparición pública de Manuel Bartlett es cualquier cosa menos inocente.
