Día de los Inocentes: bromas, tradición y sentido histórico en México

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Cada 28 de diciembre, en México y otros países de habla hispana, el Día de los Santos Inocentes transforma la conversación pública: las bromas circulan, las noticias falsas se comparten con guiños cómplices y más de uno termina diciendo la frase clásica: “inocente palomita que te dejaste engañar”. Lo que hoy parece un día ligero y festivo tiene, en realidad, un origen profundamente histórico y religioso.

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Por Juan Pablo Ojeda

 

Cada 28 de diciembre, en México y otros países de habla hispana, el Día de los Santos Inocentes transforma la conversación pública: las bromas circulan, las noticias falsas se comparten con guiños cómplices y más de uno termina diciendo la frase clásica: “inocente palomita que te dejaste engañar”. Lo que hoy parece un día ligero y festivo tiene, en realidad, un origen profundamente histórico y religioso.

La fecha conmemora el relato bíblico de la matanza de los niños menores de dos años ordenada por el rey Herodes, tras el nacimiento de Jesús. Con el paso de los siglos, ese episodio trágico se mezcló con tradiciones populares europeas hasta convertirse en una jornada dedicada a las burlas y engaños inofensivos, una práctica que llegó a América durante la época colonial y que en México encontró terreno fértil.

En el país, el Día de los Inocentes no solo se vive en el ámbito familiar o entre amigos. También se ha instalado en los medios de comunicación y, más recientemente, en redes sociales, donde abundan titulares falsos, anuncios sorprendentes y noticias que buscan confundir —por unas horas— al lector. La regla no escrita es clara: la broma debe revelarse al final del día y no causar daño real.

Desde una mirada social, esta tradición funciona como una válvula de escape colectiva. En un contexto político y económico marcado por tensiones constantes, el 28 de diciembre abre un espacio para el humor y la ironía, incluso en la discusión pública. No es raro que actores políticos, marcas o instituciones se sumen con mensajes ingeniosos, siempre que no crucen la línea de la desinformación grave.

Sin embargo, especialistas en comunicación advierten que, en tiempos de noticias falsas y alta polarización, el Día de los Inocentes también plantea un reto: distinguir entre la broma evidente y la información engañosa que puede generar confusión más allá del juego tradicional. Por ello, cada vez es más común que los medios aclaren explícitamente cuándo se trata de una “inocentada”.

Aun así, la fecha mantiene su esencia. El Día de los Inocentes sigue siendo una jornada donde la picardía, el ingenio y la risa se imponen, recordando que las tradiciones también evolucionan y que el humor, bien entendido, forma parte de la identidad cultural mexicana.

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