Knicks vuelven a celebrar: Copa NBA en Nueva York

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Han pasado más de cinco décadas desde la última vez que los Knicks tocaron la gloria máxima en la NBA. Desde aquel campeonato de 1973, el Madison Square Garden no ha vuelto a ver un estandarte de campeón colgado en lo más alto. Esa espera continúa, pero este martes por la noche Nueva York encontró una razón real para celebrar y mirar al futuro con optimismo: los Knicks son campeones de la Copa NBA.

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Por Juan Pabl0 Ojeda

 

Han pasado más de cinco décadas desde la última vez que los Knicks tocaron la gloria máxima en la NBA. Desde aquel campeonato de 1973, el Madison Square Garden no ha vuelto a ver un estandarte de campeón colgado en lo más alto. Esa espera continúa, pero este martes por la noche Nueva York encontró una razón real para celebrar y mirar al futuro con optimismo: los Knicks son campeones de la Copa NBA.

Con un juego sólido y mucha personalidad, el equipo neoyorquino se levantó de momentos complicados para vencer 124-113 a los Spurs de San Antonio, liderados por Victor Wembanyama. OG Anunoby fue el máximo anotador con 28 puntos, mientras que Jalen Brunson sumó 25 y se confirmó como el corazón de este equipo. No es casualidad que Brunson haya sido nombrado el Jugador Más Valioso del torneo. “Esto es genial y vamos a disfrutarlo, pero mañana seguimos adelante”, dijo con calma, como quien sabe que el objetivo final es más grande.

Y es que este roster tiene aroma de algo serio. Brunson, Josh Hart y Mikal Bridges saben lo que es ganar en torneos de eliminación directa desde sus días universitarios en Villanova, y ahora buscan trasladar esa mentalidad a la NBA. En una Conferencia Este que luce abierta, los Knicks creen que pueden competir con cualquiera.

El entrenador Mike Brown lo resumió de forma sencilla: cuando cada partido es a matar o morir, la presión es real, pero también lo es la confianza que se construye al responder. Ganar este torneo no garantiza nada, pero sí manda un mensaje claro dentro y fuera del vestidor.

Karl-Anthony Towns también aportó lo suyo con 16 puntos y 11 rebotes, a pesar de jugar limitado por una molestia en la pantorrilla. El dominicano salió momentáneamente al vestuario y fue administrado con cautela, regresando solo en los momentos clave del cierre.

Del lado de San Antonio, Dylan Harper lideró la ofensiva con 21 puntos, mientras que Wembanyama terminó con 18 y De’Aaron Fox agregó 16. Los Spurs compitieron durante buena parte del encuentro, incluso llevando la ventaja por largos tramos, pero una racha de 13-1 de los Knicks al cierre del tercer cuarto cambió el rumbo del partido. A partir de ahí, Nueva York no volvió a mirar atrás.

La diferencia estuvo en la pintura. Los Knicks dominaron los rebotes 59-42, con una actuación impresionante de Mitchell Robinson, quien tomó 15 rebotes en solo 18 minutos, diez de ellos ofensivos. Ese control físico se tradujo en 56 puntos en la pintura, una losa demasiado pesada para San Antonio.

Más allá del trofeo, el triunfo también dejó un premio económico importante. Cada jugador de los Knicks con contrato estándar recibió más de 318 mil dólares extra, sumando más de medio millón por haber llegado a la final. Y aunque este partido no cuenta para el récord de temporada regular, ambos equipos se mantienen con marca de 18-7, líderes en sus respectivas divisiones.

La historia reciente de la Copa NBA deja un dato que entusiasma a Nueva York: todos los equipos que han llegado a la final terminaron en playoffs, y algunos incluso pelearon por el campeonato. Los Knicks no levantan aún el título que su afición sueña, pero esta Copa NBA puede ser el primer paso serio hacia algo mucho más grande.

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